Hay una carta en el tarot que siempre me ha conmovido: El Loco. No por ingenuo, sino por valiente. Esa figura que camina con una pequeña mochila, al borde del abismo, con los ojos llenos de cielo y el corazón listo para saltar.
A su lado, un perrito fiel —como diciéndole: “No sé a dónde vamos, pero yo te sigo”.
Nunca saqué esa carta antes de mudarme a Canadá.
Pero ahora entiendo que yo era esa carta.
Llegué con dos maletas pesadas y un sueño que todavía no sabía nombrar.
Toffee, mi perrito, trotaba a mi lado.
Mi esposo me sostenía la mano.
Y dentro de mí, algo más grande que el miedo empezaba a despertar: el llamado de mi Alma.
A veces creemos que manifestar es solo desear.
Pero no. Manifestar es soñar... y luego presentarte ante ti. Una y otra vez.
Así fue como empezó mi pequeña gran magia:
📚 Me inscribí en un college sin saber si era el lugar correcto.
💌 Me suscribí a una comunidad de mujeres (WORTH) después de una charla casual con una amiga.
🧳 Cancelé un vuelo a Colombia para asistir a un taller con desconocidos, solo porque algo dentro de mí dijo: “Quédate. Esto importa.”
Nada de eso parecía extraordinario.
Pero cada uno de esos pasos fue un hilo invisible que me fue alineando.
Fui sola a un congreso de liderazgo.
Pero llevé un traje rojo encendido. No para destacar.
Sino para recordarme que merezco ocupar espacio.
Levanté la mano y pregunté, con la voz temblorosa pero firme:
“Vengo del mundo corporativo y quiero transicionar a la hospitalidad. Me han dicho que debo empezar desde abajo. ¿Es así?”
Me dijeron que sí.
Pero también me ofrecieron algo más valioso:
Una nueva forma de mirar.
No como un retroceso, sino como una semilla.
Ese mismo día escuché hablar a Mandy Farmer, CEO de Accent Inns.
Su energía me atravesó.
Esa noche, encendí una vela.
Y en mi altar escribí:
“Gracias por este trabajo en Accent Inns”
Aún no había aplicado.
Pero ya estaba diciéndole sí al Universo.
Semanas después, llegó la llamada.
Un puesto como recepcionista en uno de sus hoteles.
No era glamuroso. Pero fue sagrado.
Porque cuando perdí a mi hija Alma, ese equipo no solo trabajó conmigo.
Me sostuvo. Me abrazó el duelo. Me vio renacer.
Ahí entendí:
Manifestar no es aesthetic. Es vivir en coherencia.
Así llegué, meses después, a go2HR: un lugar donde finalmente se unieron todas mis piezas —hospitalidad, sostenibilidad, comunicación... y Alma.
No fue suerte.
Fue devoción en movimiento.
En el tarot, la última carta se llama El Mundo.
Habla de integración. De completar el viaje.
Del momento en que entiendes que el destino era solo una excusa para descubrirte en el camino.
Ahí me encuentro hoy.
No porque lo haya planeado perfecto.
Sino porque fui dando el siguiente paso sincero.
El Loco inicia el viaje. El Mundo es quien te conviertes mientras lo recorres.
Tal vez estás ahí ahora.
Sosteniendo un sueño. Dudando si estás lista.
Preguntándote si ese salto es de fe... o una locura.
Este es tu cartel luminoso:
No te detengas.
No solo sueñes. Muévete.
El camino se revelará mientras lo andas.
Y si aún lo dudas, te dejo esto:
En el tarot de los ángeles de Radleigh Valentine,
la carta del Loco tiene otro nombre:
✨ El Soñador. ✨
Y creo que es perfecto.
Porque todo comienza con un sueño.
Pero la verdadera alquimia ocurre
en el momento en que te animas a dar el primer paso.
De mi Alma a la tuya,
Mamá del Cielo 👼🏻