
Coexistir con el miedo es el mayor reto que me ha dejado convertirme en Mamá del Cielo.
Recuerdo que la noche en que regresé del hospital soñé que seguía embarazada. Que todo había sido solo una pesadilla. Pero al despertar, entendí que era al revés: la oscuridad era mi realidad, y la ilusión… solo un suspiro entre mundos.
Por eso hoy, la idea de volver a quedar embarazada me emociona y también me aterra. A veces incluso dudo si quiero volver a intentarlo, porque sé que si el dolor regresa… no hay forma de despertar de esa pesadilla.
🕊 "Perder" a mi bebé Alma
Detesto el término “perder” porque sería aceptar que nunca me reencontraré con mi bebé… lo que no destesto es que la pérdida me haya abierto la puerta al mundo de las terapias psiquiátricas. Un mundo al que también le tenía miedo.
Pero como muchas cosas en esta vida, lo que da miedo también puede salvarnos. En mi caso, me ayudó a salir de los ataques de pánico, de los estallidos de rabia… aunque no me salvó de un corazón roto.
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Las “pastillitas mágicas” —como yo les digo— me habían dado algo que creí perdido: la esperanza. Sentía que tal vez, solo tal vez, ya estaba lista para volver a intentarlo.
Hasta que lo intenté.
Y en ese instante, las lágrimas se escurrieron como si todo el duelo volviera a pasar por mi cuerpo. No hubo abrazo que contuviera lo que estaba sucediendo.
No tenía palabras hasta que en terapia descubrí lo que realmente estaba sintiendo:
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Tristeza profunda. ¿Por qué tengo que intentar tener otro bebé si debería haber uno creciendo en mi vientre?
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Culpa. ¿Volver a intentarlo significa que ya “superé” la pérdida de Alma?
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Y miedo. ¿Estoy realmente lista para otra posible desilusión? (aunque esa palabra se queda corta…)
Y lo más importante: comprendí que esas emociones no son únicas de las mamás del cielo. Muchas mujeres, incluso aquellas con sus bebés en brazos, también sienten esto cuando deciden tener un segundo hij@.
💫 El “no” que abrió la puerta al “sí”
En medio de ese coctel emocional, le pregunté a mi psiquiatra si creía que ya estaba lista. Su respuesta fue clara: “no por ahora.”
Y aunque podría parecer una respuesta dura, yo se lo pregunté.
Porque sí, soy profundamente espiritual, pero también humana. Y en esta etapa tan vulnerable de mi vida, necesitaba escuchar algo concreto.
Y fue justo después de ese “no” humano, que mi bebé desde el cielo empezó a decirme “sí.”
“En ese momento mis ángeles me comunicaron que los planes del Alma siempre van más allá de las decisiones humanas.”
✨ Señales del cielo
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La voz.
Dos días después de esa sesión de terapia, escuché la voz de mi bebé del cielo (la historia completa está en este video). Pensé que era Alma saludándome, pero también sentí que podría ser otro Spirit Baby diciéndome “hola, aquí estoy list@” justo cuando yo decía “adiós, por ahora”. -
La concha.
Mientras leía el libro Spirit Babies el año pasado, el autor describía a los bebés como óvalos de luz. En el entre tanto, encontré una concha en medio del pasto que reflejaba aquella imagen a la perfección. Días después supe que estaba embarazada de Alma. Hace poco, en el mismo parque… otra concha apareció. -
El cuadro.
Dejé ese libro por meses —la pérdida me impedía retomarlo—, pero hace unas semanas lo abrí intuitivamente, sin expectativas. Ese mismo día, en el baño de una cabaña donde me hospedaba, encontré el cuadro de una pareja con su bebé recién nacido. -
Los cursos.
Una semana después de despedirme de Alma, inicié un curso de espiritualidad al que me había inscrito meses atrás y que se convirtió en uno de mis tantos salvavidas. Ahora, una semana después de conectar con mi nuevo Spirit Baby, empecé otro taller que acompaña a presentes y futuras mamás. No pagué por ninguno. Ambos llegaron como regalos celestiales. - Los canguros.
El fin de semana pasado hicimos un roadtrip familiar y paramos en una finca de canguros, sin mayor expectativa. Al llegar, nos enteramos de que podíamos acariciarlos, convivir con ellos… y entonces sucedió la magia. Me encontré con una mamá canguro y, mientras la acariciaba con ternura, su bebé salió de la bolsa para saludarnos. Fue un momento tan simple, pero tan poderoso y mágico, que aún me conmueve el corazón recordarlo.
Y por si fuera poco, en esa misma finca había tres pavos reales caminando libremente, el animal con el que desde siempre me he comunicado con mi bebé Alma. El cielo hablándome con belleza, amor y perfecta sincronía. -
El libro.
En un casillero de libros para niños —uno que siempre ha estado en mi barrio— encontré un libro especial. No sé cómo ni por qué lo abrí por primera vez en estos días, pero fue como si el cielo me dijera: “Estás lista, y te lo vamos a recordar."
“Y así, con todas estas señales, entendí que estar lista no significa tener certeza.
Significa tener el corazón dispuesto, aunque tiemble.”
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🌱 Volver a intentarlo, en cualquier forma
Estar lista para intentarlo no significa que pasará ahora.
Tampoco significa que el proceso será fácil.
Porque lo más difícil de intentar es no saber cuándo hacerlo… ni si funcionará.
Piénsalo por un momento:
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¿Estabas lista cuando volviste a amar después de una ruptura?
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¿Estabas lista cuando renunciaste a ese trabajo por tu sueño?
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¿Estabas lista cuando emigraste, dejando atrás una vida entera?
Muchas veces no estamos listas.
Pero decidimos dar el paso.
Y eso se llama valentía.
🧚 ¿Y si las señales fueran la respuesta?
A veces, cuando no encontramos la certeza dentro de nosotras, necesitamos mirar hacia arriba.
No hacia los demás. Sino al cielo.
Porque desde allá, nuestros ángeles, nuestros Spirit Babies, nuestros Equipos de Luz, sí saben lo que nuestro Ser Superior necesita escuchar.
Y así como yo he recibido estas señales, sé que tú también recibirás las tuyas.
Solo pide. Respira. Confía.
Hoy elijo poner la esperanza por encima del miedo.
¿Tú qué camino vas a tomar?
De mi Alma a la tuya,
Mamá del Cielo 👼🏻
¿Estás lista para tu flore-ser espiritual?
Mafe Bohórquez
Mamá de Alma en el día a día, y Mamá del Cielo en redes sociales. Canalizadora de ángeles, lectora de oráculos y mensajera de señales. Creo profundamente en la guía amorosa de nuestros Equipos de Luz y en el poder de las palabras para acompañar procesos de sanación y crecimiento espiritual.